Un día en la noche, como eso de las 9, nos disponíamos a salir mi esposo y yo cuando de repente llega un amigo de él. Por cierto, nada mal, me gustaba mucho, y noté que también yo le gustaba a él. Esa noche me puse un vestido corto y la mejor tanguita que me hubiera comprado mi marido. Él y su amigo se fueron a comprar cervezas. Al regresar, nos sentamos a beber en la cocina. Mi esposo se sentó a mi lado derecho y su amigo frente a mí.
Ya con el calor de las cervezas, el amigo de mi esposo empezó a tocarme por debajo de la mesa. Fue ahí cuando comprendí que sentía algo por mí. Sentí un calor inmenso que quería que me lo apagaran con sus caricias. En una de esas, mi esposo fue al baño, y su amigo se sentó a mi izquierda. Me empezó a jugar el cabello y me dijo que me veía bien guapa, bien rica con el vestido tan corto que llevaba. Me provocaba tanto que no pudo resistirse a tocarme, sin importarle que mi esposo estuviera ahí. Me agarró la mano izquierda y la llevó a su miembro.
No te miento, la tenía bien dura. Se me antojó tanto que me levanté de la silla y me senté entre sus piernas. Con sus manos fuertes me acariciaba sin parar, por delante y por detrás, cachondeándome. Le pedí que se sacara su miembro y me arrodillé bajo la mesa para empezarle a mamar. De repente, mi esposo salió del baño y nos miró un poco incrédulo de ver lo que estaba pasando. Me quedé inmóvil, pensando que se iba a molestar, pero al contrario, me pidió que me levantara y me dijo: «A la visita se le atiende bien».
Nos fuimos al cuarto, y tanto mi esposo como su amigo empezaron a besarme desde el cuello hasta mi panochita. Notaron que estaba súper mojada, y el amigo de mi esposo me metió su miembro, grande y duro, que aunque me lastimaba, me encantaba. Me dio duro hasta que terminé, y luego él también. Hasta la fecha, ya son dos años de lo que pasó, y seguimos haciéndolo, claro, con el permiso de mi esposo.
El Amigo Borracho de mi Esposo